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Diversidad: incómoda, pero necesaria

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La Tercera Pata

Diversidad: incómoda, pero necesaria

El pasado 5 de marzo, Leticia Urretabizkaia (Meloia Zuritzen), Stella García (Migrantoria) y yo participamos por segundo año en el programa Sendotzen como ponentes de la sesión “Diversidad en las organizaciones de ESS”. Es una sesión un tanto incómoda ya que hablar de diversidad implica hablar de privilegios y opresiones y, si hay algo más tenso que hablar sobre las opresiones que sufrimos, es hablar sobre los privilegios de los que nos beneficiamos día a día sin darnos cuenta.

Privilegio es que no te nieguen alquilar un piso por tu color de piel. Privilegio es que no te acosen por besar a tu pareja. Privilegio es ir por la calle y que la gente no se te quede mirando, cuchicheando sobre ti y felicitándote por “ser tan valiente” sin razón alguna. La base de cualquier opresión es la deshumanización del “otro”, es ver como un peligro a un hombre negro que quiere alquilar tu piso. Es silbar a dos mujeres desconocidas besándose y ofrecerles un trío de la nada. Es ver a las personas con discapacidades visibles como víctimas de las que apiadarse por su mera existencia, en vez de como personas. Por esto, uno de los pasos más importantes que podemos dar es naturalizar a las personas oprimidas, dejar de verlas como el “otro” ya que son, primero y ante todo, personas que merecen el mismo respeto y los mismos derechos que el resto. Y sí, podemos tener experiencias diferentes, cuerpos diferentes, pueden parecernos “extraños”, pero no hace falta entender a una persona para respetarla.

La lucha por los derechos humanos ha avanzado a pasos agigantados en los últimos años y con ella ha cambiado y sigue cambiando nuestro lenguaje y nuestro conocimiento sobre cómo funciona la opresión. En pocos años hemos visto cómo “todos” se ha convertido en “tod@s” en “todas” en “todxs” y actualmente en “todes”, un ejemplo de la lucha para incluir a todas las personas en nuestro lenguaje del día a día. Hemos convertido “retrasado” en “minusválido” en “discapacitado” en “diversidad funcional”, un ejemplo de cómo la lucha (en este caso anticapacitista) debe ser liderada por las personas oprimidas o su mensaje será diluido*. Hemos aprendido conceptos nuevos como interseccionalidad (Kimberlé Crenshaw), neurodivergencia (Judy Singer) o porno inspiracional (Stella Young). Estos cambios y avances constantes pueden resultar agobiantes, lo que ayer era correcto decir, hoy ya no lo es. Lo importante no es obsesionarse con no equivocarse, sino seguir intentándolo, seguir aprendiendo, seguir escuchando y seguir actuando cuando vemos injusticias. Así es cómo hemos conseguido avanzar tanto y así seguiremos avanzando.

*desde la lucha anticapacitista reivindicamos el uso de la palabra “discapacidad” porque consideramos que nos describe mejor que “diversidad funcional”, pero responsabilizando de esa “menor capacidad” a la falta de accesibilidad, no a la persona afectada